Entonces
te gusta este chico...mucho, y decides hacer algo al respecto y
aplicar tus mejores estrategias de coqueteo y conquista; ya sabes, un
poco de escote, reírte de sus chistes (aunque no sean graciosos),
tocarle el brazo y decirle algo sobre lo atlético que se ve … y
siente, entre otras cosas, y al haberlo intentado todo, completamente
todo! Él no te para pelota, no te da bola, no te pela, no … no
hace nada!
Pues
debo recordarles que los chicos no son buenos con esas nuestras
“señales” con las que intentamos decirles que nos gustan, por lo
tanto debemos pasar al mensaje directo, pasar al: “¿Que haras
más tarde?” “¿Vemos una pelicula en la tarde?”
“¡Vamos a bailar esta noche!”, y
ahi sí! No hay forma que no entienda el mensaje y deba tomar una
decisión. Y puede que esta decisión sea que sí, saldra contigo, la
pasaran genial, habra una chispa entre los dos y se repetira y quien
sabe llegue a ser algo muy bonito.
Pero
que pasa si dice que no, si crea alguna tonta y poco original excusa
y se safa de esta invitacion directa o lo que es peor, te dice que si
y termina plantandote y posteriormente dandote la misma excusa tonta
y poco original.
Y
aquí es donde yo debo decirte algo: si ese chico tendria un minimo
interes en ti, responderia a tu coqueteo o le daria oportunidad a una
salida contigo, pero si no lo hizo pues que se le hace, que pase el
siguiente!
No
digo que no te afecte en lo absoluto, no todo sale como lo esperamos,
es más, casi nunca sale como esperamos; pero si no te da bola, estoy
segura que hay varios que si lo harian y hasta lo hacen sin que te
des cuenta. Así que recarga el arma y apunta de nuevo...hacia otro
lado.
No
se si a todas les ha pasado pero he vivido una situación de
reincidencia que personalmente considero poco saludable. Se trata de
la relación que, hasta hace un tiempo, llevaba con mi ex; una relación sin etiqueta pre establecida, una relación que se
encontraba en el limbo entra la amistad y la relación de enamorados
propiamente dicha.
Para
que entiendan mejor tendría que hablarles de mi ex y la relación que
tuve con él, que para ser sinceros fue bastante intensa, estuvimos
casi dos años (mi record en relaciones formales) y tuvimos muchos
planes a futuro, por ahí hasta se infiltraba la palabra matrimonio
(cosa poco usual en mis relaciones, por mas formales que sean) y
muchos cambios en nuestras vidas (mas en la mía que en la suya) pero
que finalmente se fue desgastando e hiriéndonos mutuamente, y es que
al ver el balance general de la relación en sus últimos días, los números estaban en rojo y negativo.
Siempre creí que si algo no estaba funcionando bien, pues había que
repararlo; mas si ya no tenia solución no era posible fingir que
todo se encontraba bien y continuar; y eso fue lo que paso, por mas
intentos de arreglar o mejorar nuestra relación, se sentía (quizás
solo yo) que estábamos actuando como si fuéramos la pareja perfecta
cuando en realidad todo se encontraba en ruinas y sin futuro. Y sí,
fui yo quien decidió (después de un largo análisis) que esa relación
no podía continuar, que ya no daba para más y que antes de terminar
odiandonos (como la mayoría de parejas terminan) era mejor cortar por
lo sano y a tiempo.
El
no estuvo de acuerdo, pero debía respetar mi decisión, y aunque el
hubiera deseado seguir hasta el final (si es que para él lo hubiese)
con esta mala imitación de relación perfecta, yo no podía seguir
viéndolo con los mismos ojos, ni queriéndolo como antes. No crean que
para mi fue fácil terminar esta relación bastante, significativa en
mi vida, pero me encontraba convencida de mi decisión y por tanto me
haría responsable de sus consecuencias.
Después
de un tiempo y en nombre del espíritu de la madurez, decidimos
(tratar de) ser amigos, un craso error, puesto que aparte de ser un
intento muy inoportuno, ninguno de los dos nos encontrábamos
preparados para esto, por lo que nos quedamos a mitad de camino y ahí
empezó todo.
Si
bien no estábamos, aunque intentábamos ser amigos, no podía hablar
tranquilamente con él (como lo haría con cualquier otro amigo)
porque aun era muy celoso conmigo y muy hiriente en sus comentarios
(dos de las razones mas grandes por las que lo nuestro tuvo que
terminar) y en ese sentido todo lo que tenia que ver con él era mas
que incomodo. Decidí alejarme nuevamente para que esa etapa de
“sentir” que aun tenia razones para comportarse de esa
forma pasase y así poder, en realidad, ser amigos.
Pasada
(o controlada) esa etapa volvimos a intentar ser amigos, pero esta
vez ocurrió algo que podría confundir demasiado las cosas y me
refiero a los populares remenbers.
Por mi parte yo sabia muy bien que es lo que quería, pero el no, por
lo que todo se convirtió en una gran enredadera de rencores y cariños
desgastados. En fin, nada saludable.
Finalmente
decidí ponerle fin a este asunto que no me daba ningún provecho y
menos a el, que cada vez me hacia sentir la peor persona del mundo
por no corresponderle como antes, pero no se mentir y menos si se
trata de sentimientos.
Desde
que me aleje por completo (y esta vez de verdad) me siento mejor. No
cuidar lo que digo ni lo que hago, porque ya no me importa lo que
alguien vaya a pensar cuando se lo diga o lo vea, me siento mejor
porque no necesito cuidar sentimientos como si fuesen cajitas de
cristal que en realidad no estoy dispuesta a cuidar y finalmente
estoy feliz porque no es justo no corresponderle a alguien que te
(dice) quiere tanto.
Así
que no caigan en esta reincidencia, si ya no se quiere a alguien,
dejenlo ir para que pueda empezar de nuevo, al mismo tiempo te dejas
libre a ti para poder ver hacia adelante, sin ataduras pasadas.
Existe una pregunta que
debo resolver, no exactamente por mi, sino por mi Karma; y es que yo
creo mucho en esa premisa de que todo lo que tu haces, vuelve a ti
por el doble, y por tanto no es algo con lo que se debería jugar o
ser tomado a la ligera.
Y es que yo tengo un
pequeño dilema que tiene que ver con el mejor amigo de mi ex, pero
que al mismo tiempo ha llegado a ser mi amigo (uno de los mas
cercanos) y con el cual empiezo a tener un cambio de relación. Hemos
empezado a coquetear de forma descarada y creo que esto podría llevar
a algo mas, no se exactamente que, pero en definitiva algo mas que
amigos.
Pero he aquí mi dilema,
y es que si pasa algo mas con el ¿quien estaría fallando? El por ser
el mejor amigo de mi ex y tener algo conmigo (la ex enamorada de su
mejor amigo) o yo por tener algo con el (el mejor amigo de mi ex
enamorado) ¿quien (sino somos los dos) podría ser el que mayor daño
haga a su karma?
Y es que del lado en que
lo veas, desde el punto de vista que quieras analizarlo, siempre
parece estar incorrecto, algo que no debería hacerse, algo que debería estar escrito en algún código del mejor amigo o de la ex
enamorada.
Pero analizando la situación creo yo (y no solo es por lavarme las manos) que es él (el
mejor amigo) quien tiene la mayor culpa en esto (ya que los dos somos
claramente culpables) puesto que el era su amigo aun antes de que yo
fuese su enamorada; puesto que ellos son varones y entre varones
tienen sus reglas sagradas como las de no meterse con la hermana
entre otras en las que debo suponer exista alguna que tenga que ver
con las ex enamoradas; puesto que él, como su amigo, seguirá viéndole la cara mientras yo no.
Por otra parte, o de mi
parte, esta situación podría tomarse como un golpe bajo, quizás
algunos pensarían que es despecho puro y sed de venganza, pero debo
confesarles que no se trata de eso. Mi relación terminó ya hace
mucho como para guardar aun algún resquicio de rencor (sentimiento
que no suelo albergar en mi) por lo que puedo asegurarles que no va
por ese lado.
Quizás esto sea solo un
intento de sentir que mi karma no se vera tocado, de lavarme las
manos como Poncio Pilatos, de convencerme a mi misma que esto no me
creara mayores repercusiones, etc...
Pero por eso están ahí
afuera ustedes para ayudarme a resolver este dilema ¿Quien es el que
malogra mas su Karma en esta situación? ¿La ex enamorada o el mejor
amigo? O ¿todos o nadie?
Hace un tiempo descubrí que algo curioso me estaba pasando, sin
querer y sin buscarlo, me vi quedando en salir con uno de mis CRUSH
de la adolescencia, y sin siquiera recordar eso en el momento de
quedar con él, salimos y hablamos y reímos y mientras yo solo veía
toda esta salida como algo de amigos, el lo veía como algo que daba
para más.
Y he aquí mi dilema, mientras yo solo quería ser su amiga (como ya
lo habíamos sido desde mi adolescencia) el quería tener algo mas
conmigo. Y exactamente este era el escenario que había esperado tanto
tiempo y que en serio esperaba que se diera … cuando tenia 15.
Es que ahora, pensándolo bien, este chico ya no me gustaba tanto como
antes, ya no me movía el piso cuando se acercaba demasiado, no me hacían temblar las piernas con sus ojos color miel, ya no pensaba en
que algún día, quizás, me invitase a salir; todo eso había quedado
atrás y ahora todo estaba al revés.
Mientras a los 15 yo quería ser mas que su amiga y el no, ahora era
el quien quería ser mas que mi amigo y yo no. Ahora que el mundo
había dado tantas vueltas, yo me veía en esta situación, que
hubiera sido perfecta, sino hubiese llegado tan tarde.
El mundo da muchas vueltas, tantas que marea, y nos lleva a vivir
situaciones como esta (espero no solo a mi) que la verdad no se si
dan risa o pena (jaja a mi me dan risa), pero la vida es como es y
así hay que vivirla.
Hace
poco volví a entrar en contacto con el Chino, que mas que simples amigos,
fuimos amigos con beneficios, amigos cariñosos, amigos con derecho a
roce, etc, etc, etc...
Llamenlo como mejor les acomode, pero nosotros nos llamábamos amigos con
beneficios y la pasábamos bien; teníamos un trato sumamente practico,
sin celos, sin líos, sin complicaciones. Todo iba muy bien hasta que
empece a sentir más por el, empezó a gustarme de más y eso me
preocupo, y es que en una relación de amigos con beneficios la primera
regla es no encariñarse demasiado, por lo menos no de la forma que podría empezar a complicarte la vida, y la mía empezaba a complicase
mal.
Entonces
como buena humana empece a negarlo todo, que no me gustaba , que era
una tontería, que se me pasaría; pero cuanto más trataba de no
pensar en ello, más me distraía la idea de que podría estar enamorándome de mi amigo con beneficios (pésima y poco recomendable
idea) y para alguien tan practica como yo, esto no podía pasar.
Supongo
que entre los amigos con beneficios existen distintos tipos de
reglas, pero la prima y máxima de las reglas (en todo los casos) debe
ser la de no enamorarse, porque en el momento de uno enamorarse
cambia todo, y lo peor de esta situación es que la otra persona ni lo
sospecha.
Entonces
aquí empezó el inicio del fin de nuestra relación como amigos con
beneficios, y no es que haya terminado todo de raíz y al instante; la
verdad lo pensé por un razonable tiempo, analice la situación con la
mente abierta todas las posibilidades.
La
segunda opción que tenia (porque la primera fue vivir en la negación,
que no funcionó) era decírselo, decirle que la situación había
cambiado para mi y que el me empezaba a gustar de mas; pero antes de
cambiar todas las reglas de juego vi los pro y los contras.
El
Chino era un gran amigo, bastante inteligente, compresivo y sincero,
siempre teníamos tema de conversación y cuando pasábamos tiempo
juntos nos desconectábamos del mundo, las preocupaciones y los
problemas que pudiéramos tener en ese momento; en la parte del físico
estaba bastante bueno, era alto y agarrado, con una espalda
envidiable y unos abdominales impresionantes, lindo rostro y sonrisa
grande y sincera, era todo un candidato para mi, pero a pesar de todo
eso no me convencía la idea de decirle que cambiemos de rumbo nuestra
relación.
Por
otra parte el era algo inmaduro (mas que algo si consideramos que era
mayor que yo) y no veía algún indicio en el de querer tener algún
tipo de relación mas seria (ni conmigo ni con nadie mas) y estas dos
razones pudieron mas que todo lo anteriormente mencionado.
Finalmente
para no complicarme mas la vida, y no obligarle a complicar la suya
tampoco, simplemente di por terminada nuestra relación como amigos
con beneficios, de esa forma no me sentía constantemente cansada de
esperar algo que quizás tenia muy pocas probabilidades que suceda
(una relación mas seria con él) y por otro lado no iba contra las
reglas de nuestro practico pacto de amigos con beneficios.
Y
todo esto me lleva a una pregunta que espero me ayuden a responder, y
es que quisiera saber si en todas las relaciones de amigos con
beneficios ¿Habrá siempre alguien que se enamore? Alguno de los dos
siempre tendrá que querer cruzar esa linea imaginaria que divide los
beneficios del cariño (o amor si desean llamarlo así) ¿será así?
O esta vez estoy sola en esto (jaja) espero que no.
Existe un hecho que puede
pasarnos a todos (si no nos ha pasado ya) y que usualmente no sabemos
como manejarlo; y estoy hablando de los “roces” entre
amigos, pero cuando digo amigos hablo de amigos de verdad, de los que
te conocen de verdad y saben todo sobre ti, de ese tipo de amigos.
Entonces como ya
definimos amigos, definamos “roces”;
aunque la intensidad de estos pueden ser precisados por cada uno, yo
le llamo roces a esos
besos apasionados (generalmente en estados de ebriedad), besos que
pueden o no llevar a más (dependiendo de cada uno) y que en el
momento no lo pensamos pero después se nos complica el mundo y no
sabemos que hacer.
Lo común, después de estas situaciones tan comprometedoras, es evitar a
toda costa a ese amigo/a porque no sabes que hacer al respecto, se te
hace mas fácil no tener que mirarle a la cara de nuevo. Pero se
supone que se trata de tu amigo de verdad, por lo tanto no debería
ser difícil hablar con él.
Otra
forma de enfrentarlo es hacerse los locos, con el popular y
malgastado “No recuerdo nada!” que puede ser interpretado de dos
formas: i) De verdad no se acuerda de nada (ingenuidad completa) o
ii) Se acuerda pero no quiere hablar al respecto (te cree demasiado
ingenua/o).
Pero
cualquiera de la formas de reaccionar antes descritas no ayudaran a
que las cosas vuelvan a la normalidad, porque sea cualquiera de las
dos, siempre alguno va a pensar que quizás deberían hablar al
respecto y el otro pensara que quizás no deberían hablar al respecto
¿pero como saberlo si ninguno se anima a si quiera mencionarlo?
Yo
siempre recomiendo hablar, total que se puede perder, es un buen
amigo (o amiga) y, justamente por eso, este tipo de situaciones no
deberían ser mas incomodas de lo normal. Quizás y los dos puedan
llegar a la conclusión que fue algo que paso una vez y no se
repetirá; o quien sabe puede empezar algo interesante entre los dos.
Pase
lo que pase, sera mucho mas llevadero y simple; no hay necesidad de
complicar aun mas la situación; y por sobre todas las cosas, les
pido de todo corazón, no se arrepientan de lo que hacen, que el
arrepentimiento es el sentimiento mas inútil que existe.
Hoy se me vino a la mente
una pregunta algo complicada y es que quisiera saber en que momento
una relación empieza a ser importante de verdad en tu vida ¿existe
acaso un plazo exacto en que una relación simple empieza a ser
especial y que marque algo en tu vida?
Por ejemplo yo tenia una
regla para no permitir que las relaciones que tenia no pasaran a ser
importantes en mi vida (era joven y algo caprichosa), entonces esta
regla consistía en que cualquier tipo de relación que tenia no
pasaba de los 3 meses, y según yo (y mis cálculos matemáticos) esta relación no tendría mayor trascendencia en mi vida.
Pero creo que esta regla
no es infalible (no solo para mi), o sea lo que quiero decir es que
no es cierto que automáticamente al pasar el tercer mes esa relación
se convierta en algo significativo en tu vida, pero tampoco que a los
tres meses no haya pasado ya a marcar algo en tu vida.
Y es justo aquí donde me
complico. Supongo que cada una le da la importancia que desea darle a
cada relación que tiene en su vida, es mas , puede que hayan existido
relaciones bastante cortas que pudieron haber dejado huella en
ustedes, pero al mismo tiempo relaciones largas de las cuales no se
recuerdan un carajo (solo para marcar mi punto).
Es entonces mi regla un
saludo a la bandera. Y aunque nos seria de ayuda poder controlar el
momento exacto en que algo comienza a ser trascendente en sus vidas,
no podemos dejar de ser arrastradas por nuestros sentimientos, sin
siquiera darnos cuenta, y no poder entender en que momento ese chico
se te metió bajo la piel y como demonios a calado tanto en ella.
Personalmente quiero
seguir creyendo en mi regla (por el simple hecho de sentirme en
control de la situación), mas aun así les dejo la pregunta al aire:
¿En que momento empieza
a ser importante una relación en tu vida?
Las
mujeres tendemos a retener todo, y no solo hablo del agua en el
cuerpo, sino tambien de los regalos, los recuerdos, las disputas, los
engaños, los problemas (tanto propios y ajenos), los sentimientos,
etc...
Y
es que es nuestra naturaleza guardar cosas que ya no nos sirven
(figurativa y literalmente) y terminamos atiborrando casa y corazon
de cosas y sentimientos que ya no nos sirven de nada.
Pero
el caso especifico del que quiero hablar es el de seguir aferradas a
relaciones sentimentales pasadas.
Una
cosa es que recuerdes con cariño el pasado de forma fugaz y con una
sonrisa que a nadie daña, y otra es no poder dejar atrás lo que ya
se encuentra en el pasado, no permitiendonos avanzar por mantenernos
atadas al pasado.
Yo
no entiendo que ganamos pensando en algo que ya no es, que ya no
existe o que ya no forma parte de nuestro presente; si alguien ya no
es parte de tu vida, pues ha de ser por una buena razón, y esta
razón debe ser muy bien entendida para asi no sentir la necesidad de
seguir enganchada a algo que ya paso.
Aparte
de ayudarte a seguir avanzando es tambien
muy saludable, en esta vida debemos aprender que la practicidad es
una virtud del mundo moderno, si no dejas todo el equipaje de un
antiguo viaje, no podras iniciar uno nuevo.
Asi
que a deshacernos de sentimientos y cosas que no nos sirvan en el
presente, yo por mi parte quedare con el cuarto vacio y el corazón
tranquilo.
Yo no soy de renegar mucho, me paso la vida sonriéndole a lo adverso y riéndome en lo irónico, pero cuando se trata de mis amigas y sus líos amorosos, me hierve la sangre y mi pobre hígado envejece. Y es que cada vez que tienen un problema de índole sentimental, generalmente de pareja, hacen todo mal.
No soy la más sabia en esto pero debe existir una directriz básica y lógica: Nunca actuar de dolida, enojada o deprimida.
Estos tres puntos son nuestras mayores debilidades; por ejemplo cuando una está dolida hace las cosa con fines de venganza, la venganza no te va a devolver lo que sea que hayas perdido en el camino, quizás te sientas bien por un rato, pero después es la misma cosa; cuando se está enojada una puede decir cosas que hieran y dejen heridas que quizás nunca terminen de cicatrizar, nunca debemos hacer el mal intencionalmente; por ultimo cuando se está deprimida solemos ser un desastre, un mar de lagrimas, nada arregladas, nada brillantes y sin pizca de amor propio, no vale la pena hacer show públicos que solo nos harán quedar peor de lo que ya estábamos.
Nuestra máxima, en cualquier tipo de situación, no solo en las situaciones sentimentales, debería ser la de actuar con la cabeza fría, de forma tranquila, pensando bien lo que queremos y cómo vamos a lograrlo, sin necesidad de golpes bajos o estrategias macabras (sé que tenemos talento innato para estos, pero no es bueno alardear) no es tan difícil como lo piensas.
Quieres arreglar algo, busca el momento preciso, donde estén solos, sin testigos, abre tu corazón, habla claramente y solo con la verdad; si no se soluciona por lo menos te quedara el hecho de que te mantuviste integra y con las manos limpias, que actuaste de forma madura y nadie te puede quitar eso.
Yo que sé todas tenemos algunas preferencias en cuanto a chicos, a algunas les gustan altos o a otras atléticos, a otras les gustan talentosos y a otras maduros; por lo tanto cuando vemos a alguien que reúna mas o menos las condiciones predispuestas en nuestra cabeza sobre lo que queremos para nosotras, nos enfocamos en ellos, aun sin conocerlos bien, sin saber si sea un buen chico o un completo patán, no vamos tan lejos.
Saber lo que queremos es muy bueno, pero encerrarse en eso es pésimo. En la vida nos encontraremos con miles de personas distintas, con muchos tipos de chicos distintos y puede que la mayoría no tenga las características que deseamos, por lo tanto no podremos verlos de esa forma, por más que se traten de buenos chicos, porque estaremos encerradas en un molde de chico que queremos para nosotras.
Siempre es bueno permitirse conocer nuevas cosas y nuevas personas, no hay porque cerrarnos en algo específico porque perderíamos la oportunidad de encontrar muchas cosas nuevas y quien sabe quizás lo que estábamos buscando y no sabíamos hasta ese momento.
Yo por mi parte intento darle oportunidades a todo aquel que me la pida, porque si yo estuviera en su lugar también quisiera que si quiera me den la oportunidad de darme a conocer, ya sin importar lo que pase después, al final no se pierde nada, quizás hasta salgamos ganando.
Pero tengamos en claro que no por darle la oportunidad a alguien debamos necesariamente estar en algún tipo de obligación, es aquí donde se da la comunicación; siempre es mejor ser sincera que seguir con algún tipo de farsa en la que no nos encontramos muy cómodas.
En fin, la vida te da muchas oportunidades, es momento de que tu también empieces a devolvérselas.
Toda la vida está dividida en
etapas; etapas largas o cortas, etapas buenas o malas, etapas que nos enseñan,
etapas necesarias, etapas que son antesalas a otras etapas; en fin, lapsos de
tiempos que tienen un inicio, un desarrollo y un final.
Es en estas partes de la etapa en
que debemos reflexionar; porque generalmente iniciamos una etapa con mucho
entusiasmo, el desarrollo lo vivimos a full,
pero cuando llegamos al final llegan los problemas.
Debemos empezar a tener muy en
claro que nada dura para siempre (con salvas excepciones) y que por esto
debemos saber terminar una etapa, y más
aún si se trata de alguna etapa sentimental.
Todos los días nos vemos frente a
finales de etapas, cuando se termina la hora del baño cotidiano en la ducha
caliente, cuando se termina el horario matutino del trabajo, cuando se termina
el tiempo para almorzar, cuando se termina el colegio, cuando terminamos la
universidad, cuando termina la película en el cine, cuando nos mudamos a otra
casa, cuando ascendemos en lo laboral, y tantos etcéteras más; estamos muy bien
acostumbrados a darle su espacio y tiempo a cada cosa en nuestra vida cotidiana
y eso es muy saludable, así ningún asunto de otra etapa puede interferir en la
etapa que estés desarrollando.
Pero ¿Qué pasa con las etapas
sentimentales? ¿Por qué se nos es tan difícil terminar estas etapas? Yo
entiendo perfectamente que las relaciones largas y estables afecten mucho al
momento que llegan a su fin, pero no por eso debe frenarnos de seguir con la
etapa siguiente.
Después de terminar una etapa
sentimental (una relación) lo que seguirá será la soltería nuevamente, el
reencuentro con los amigos que pudimos dejar de lado, con nuestro deporte
favorito, las salidas con chicos que por estar con pareja rechazamos, las
reuniones con las amigas desperdiciando horas de horas hablando de todo y de
nada, y un montón de cosas más.
Yo no digo que no se deben sentir
tristes por un rompimiento, hayan sido cuales fueren los motivos que lo
provocaron, puesto que nosotras solemos entregar con toda voluntad de nuestra
parte, pero si algo termino debemos entender que no es la primera vez que nos
pasa y puede que no sea la última.
¿Por qué permitir que algo que ya
termino afecte lo que tenemos por delante? Permitir que asuntos de etapas ya
cerradas intervengan en las nuevas etapas que debemos vivir es poco saludable, no
nos permiten disfrutar al 100% el presente, por estar pendientes del pasado,
pasado que no volverá, por lo menos no como lo desearíamos.
Lo mejor que podemos hacer,
después de aceptarlo, sufrirlo (solo lo necesario) y dejarlo ir, es mirar hacia
adelante, empezar las etapas que nos esperan y siempre tener en mente que
mejores cosas nos esperan, de eso no tengan duda alguna. ;)
Hace
poco llego Pilar Sordo a mi país, a la capital más exactamente y vino
desbordando de sabiduría (por lo menos a mi parecer) sobre las relaciones que
tenemos entre hombres y mujeres.
Para
su conocimiento, Pilar Sordo es una Psicóloga muy respetable procedente de
nuestro país vecino Chile, ha escrito varios libros basados en estudios que
ella ha realizado dentro de su país, muchos de los cuales se han convertido en best-sellers, la reacción del público
lector ante sus libros ha provocado que ella tenga que salir a los colegios,
universidades, auditorios públicos y privados y cualquier otro tribuna sobre la
cual se permita profundizar aun más sobre estas investigaciones porque el
público lector se ha quedado con el apetito de más.
El
libro del que me interesa hablar es el titulado “Viva la diferencia”,que
habla sobre las relaciones que existen entre las mujeres y los varones, en que
es mentira que seamos iguales (en cuestión de derechos sí, pero nada más)
porque tenemos formas diferentes de procesar algunas cosas y de pensar en las
cosas.
Y
prácticamente me hizo caer en cuenta que lo que trato de hacer con este blog es
psicológicamente productivo en el desarrollo de toda mujer.
Y
el punto exacto de esta afirmación mía se encuentra en lo que Pilar Sordo llama
“El Pensamiento Mágico” que suelen
tener las mujeres.
El
pensamiento mágico se refiere a lo que creemos de las cosas, que todo nuestro
razonamiento no se basa en la realidad sino en ilusiones, que cuando compramos
algo que tendrá efectos geniales en cierta área estamos comprando magia, y cuando vemos que en realidad no
funciona como lo pensábamos (de una forma mágica), quedamos totalmente desilusionadas
y frustradas. Los hombres no tienen este razonamiento, ellos entienden que quizás
la publicidad de algo sea exagerada y que no va a funcionar exactamente como se
debería esperar, y cuando esto no funciona simplemente lo dejan atrás y
avanzan.
Es
lo mismo con el razonamiento que tenemos con los chicos, nosotros creamos una ilusión
de un chico mágico en nuestra cabeza
(todas tenemos el mismo chico en la cabeza) que sea detallista, tierno, que nos
alague siempre, que sepas exactamente lo que queremos, que recuerde fechas importantes,
que siempre esté dispuesto a acompañarnos a todos lados, que nos sea fiel, que
nos sea útil arreglando cosas… ¿les suena familiar? Y es que todas estamos
enamoradas de ese chico, el problema es que solo vive en nuestra cabeza, y
cuanto más tiempo pasemos pensando que todos los chicos deberían adaptarse a
ese pensamiento mágico, mas defraudadas de los chicos estaremos.
Y aquí
viene la razón de ser de este blog. Dejemos de pensar en príncipes azules y
empecemos a ver a los chicos de forma más lógica y real, nada de ilusiones y más
verdades; si tu chico no es bueno con las fechas, si no tiene muchos detalles,
si no le gusta ir a compromisos y miles de cosas más, a entenderlo y no
sentirse desilusionada todo el tiempo. Cuanto más mágico hagamos nuestros
pensamientos, mas defraudadas y amargadas estaremos.
Yo tengo una gran amiga que es
muy diferente a mí en el área de las relaciones, ella es muy romántica y se
ilusiona demasiado rápido con todo.
Por ejemplo, cada vez que le
cuento que conocí a alguien interesante ella se lanza a la piscina (sin saber
si quiera si hay agua o no) y empieza a preguntar si voy a salir con él, si es
buen material para un enamorado, si vamos a estar o si ahí hay “amor”.
Ilusionarse no es malo, pero
debemos saber en qué momento hacerlo.
Por lo general no es bueno ilusionarse cuando conoces por primera vez a
alguien, puesto que cuando conoces a una persona no sabes nada de ella, puede
tratarse de un patán o un chico comprometido.
Siempre es bueno esperar a
conocer a alguien, por lo menos en un ambiente en el cual no esté bajo
observación, por ejemplo cuando este lejos de sus amigos (aunque los chicos
suelen cambiar un poco cuando están con las chicas, y más si es una chica que
le gusta) así que no hay por qué apurarte, es bueno tomarte tu tiempo.
Cuando sales por primera vez con
un chico es como una prueba de fuego, porque ahí te darás cuenta si tienes o no
química con este chico, porque si vuelves de tu salida y te preguntan ¿y Cómo estuvo? Si la respuesta no es ¡GENIAL! No vamos por buen camino, es
mejor abortar la misión.
Pero ¿qué tal si la pasaste
genial? es un buen inicio y puede que el indicio de algo bueno, pero aun es
demasiado temprano (en mi humilde opinión) para empezar a la ilusionarse.
Supongo que no hay un momento
exacto para empezar a ilusionarse, cada una lo maneja como prefiere, pero
cuanto más te tardes en hacerlo y cuanto más fundamento tengas al hacerlo mucho
mejor.
Yo no soy de ilusionarme muy
rápidamente, la ilusión es todo un drama y, por mi forma de ser, evito el drama
a toda costa. Lo que pasa conmigo es que yo no soy de crear mil historias
alrededor de un chico (no me se cuentos de hadas ni telenovelas) y por lo tanto
se me hace difícil crear una ilusión alrededor de alguien de carne y hueso.
¿Cuándo será el momento preciso
en que podamos empezar a ilusionarnos?
Alguna
vez ha debido pasarnos que conocemos a un chico genial, que está de paso nada
más, pero nos roba la sonrisa, alegra nuestro día y deseamos pasar algo de
tiempo con él; esos romances que duran solo una estación o menos aun, pero que desde
el inicio sabemos que no son para siempre.
Una
de mis mejores amigas me dice siempre: “¿y
qué? ¡Vive el momento!” y tiene toda la razón, aun más si alguien solo
estará de paso por tu vida (como casi todo y todos). Pero el dilema se da en
qué proporción darse a este tipo de romances; si darlo todo o guardar algo para
nosotras.
Alguna
vez escuche que si hacemos algo, lo hagamos bien o mejor no lo hagamos (ya sea
algún logro o algún fracaso) entonces siguiendo esta lógica y el consejo de mi
amiga debería darlo todo y vivir el momento, dejarme llevar con el viento hasta
que el paseo haya terminado, y no sufrir porque terminó, porque desde el inicio
lo sabíamos, tenía que terminar, pero por lo menos no nos quedaremos con los
odiosos “hubiera…”, y habremos dado
todo de nosotras para no quedar con sinsabores en la boca.
Y
si, yo creo que cuando uno se encuentra de verdad con alguien, un poco de él se
queda en ti y un poco de ti se lo lleva él; y prometo que será una gran
experiencia, aprender a dejar ir es
una gran lección de vida, entender que no todo es un cuento de hadas es
(personalmente) un logro, y esperar que algún giro del destino los vuelva a
unir después de años puede ser una ilusión, pero no se aferren a ella, sabemos
que solo pasa en las novelas mexicanas y comedias románticas.
Por
otro lado las invito a vivir sin temor, no tengan miedo de reír demasiado
fuerte o ambicionar demasiado alto, de querer solo lo mejor y no conformarse
con menos y sobre todo de entregarse del todo sin arrepentimientos posteriores.
Así
que ve y vive el momento, no dejen ningún hubiera
suelto por ahí.
Siempre he pensado que por más que
las relaciones se terminen, una debe tratar de ser lo más madura y menos
rencorosa posible; no hablo de inmediatamente poder hablar con tu ex, pero
tomándose un tiempo prudencial para cerrar heridas, disipar todos esos
fantasmas de la relación pasada y descargar todo la amargura que pueda habernos
ocasionado, poder llegar al día en que se pueda hablar con tu ex sin
incomodidades.
Yo siempre he creído que el rencor
es un sentimiento totalmente inútil, pero es el sentimiento que generalmente
nos queda como sabor en la boca al terminar una relación (también está la
tristeza pero eso depende de cada una) pero ¿qué ganamos recordando y renegando
y entristeciendo por cosas del pasado?
Está bien, es entendible que esa persona tuvo un gran significado en tu vida,
está bien lo mucho que lo quisiste y todas las cosas que hiciste por él y etc;
pero en algún momento debemos darnos cuenta que todo eso se encuentra en el
pasado, que no vale la pena estar viviendo en el pasado, que el pasado no es lo
mas importante en este momento.
El rencor, como la envidia, el odio
y todos los sentimientos negativos solo hacen que vivamos miserablemente; todos
los sentimientos malos deberían tener el último puesto en la lista de cosas que
queremos sentir; es inútil sentir algo que no nos haga sentir bien.
Pero volvamos a las relaciones
pasadas y a los exs; personalmente yo me llevo muy bien con casi todos mis exs
(aun no con el más reciente, eso está en proceso), pienso que si has llegado a
tener una relación con alguien ha de ser porque encontraste en esa persona algo
bueno, por tanto, después de un (relativamente) largo tiempo, las relaciones
entabladas con mis exs se vuelven estables relaciones de más de amigos, casi
como cómplices, por tratarse de personas con las que ya tengo un cierto grado
de confianza.
Las cosas que hayan pasado tanto en
la relación como en la ruptura son cosas que quedaron atrás (obviamente ninguno
de mis exs fue un gran vástago de mujer de la vida alegre, solo un tanto
idiotas, pero bueno, quien no ha sido idiota en esta vida) y hoy solo hablamos
del presente y quizás nuestros planes futuros.
No digo que llegar hasta este
lugar, donde los dos se sientan cómodos hablando, sea fácil, pero vale la pena
intentarlo, cuando se sientan preparadas claro está.
No podemos vivir mirando hacia atrás porque
solo nos va a distraer de todo lo bueno que pueda traernos el presente, y el
presente es lo más importante que tenemos, porque es aquí y ahora donde las
cosas están pasando y tú te las estás perdiendo por vivir en el pasado.
Así que ahora, lo importante es levantar la cabeza, mirar al
frente con los ojos bien abiertos, sonreír ampliamente (esta parte es muy
importante) y avanzar.
Cuando
salimos con alguien y empezamos a conocerlo y este alguien empieza a gustarte
cada vez más, solemos empezar a idearnos las cosas que haremos junto a ese
alguien, los viajes, las nuevas personas que conoceremos juntos, las posibles peleas,
los detalles que tendremos entre nosotros, las reconciliaciones, la evolución
de la relación y a veces hasta como terminara (dramáticamente, por supuesto).
Toda
esta idealización provoca en nosotras varios sentimientos encontrados, pero más
aún nos crea expectativas, y estas expectativas son cada vez mayores al pasar
el tiempo y cuando más te proyectas, más te desilusionas.
Siempre
he creído que tener altas expectativas es bueno, no conformarse con poco o con
lo que en realidad no estás buscando es muy saludable, siempre y cuando estas
expectativas tengan una base real. Proyectarse tampoco es malo, pero debemos
mantenernos con los pies en la tierra, el cerebro despierto y el corazón
tranquilo.
Entonces
cuando empiezas a salir con alguien no debes apurarte a planear la boda, la
luna de miel y el nombre de los hijos (yo se que alguna vez todas lo hemos
hecho); porque pensar en cosas que aún han pasado (y quizás no muy pronto lo
harán), no te permiten darte cuenta de lo que está pasando justo en este momento,
y lo que está pasando en este momento es lo único real.
Una
relación tiene etapas y no es bueno quemar etapas; cuando estás en una relación
debes intentar disfrutar cada momento porque, como dice esa canción de salsa, “todo tiene su final, nada dura para siempre”
(con las excepciones del caso, claro está).
Así
que, relájense y disfruten todo, hasta lo más insignificante, para que cuando
llegues al final puedas decir “fue lindo
mientras duro” sin arrepentirte de no haberlo disfrutado lo suficiente.
De
un tiempo aquí he empezado a pensar en el momento en el cual se pasa de una
relación abierta a una cerrada, del “Estamos
saliendo” al “Somos enamorados/novios”,
cuál es la señal de que dejamos lo divertido de la informalidad y la
remplazamos por el etiquetamiento de algo formal.
He
estado saliendo con un chico aproximadamente un mes y todo ha ido muy bien, nos
divertimos y la pasamos bien juntos, no hemos hablado respecto al tema pero no
nos interesa hacerlo por el momento, porque todo va bien como esta y no
queremos arruinarlo, por lo menos yo.
Hace
poco fue su cumpleaños, entonces conocí a todos sus amigos y aquí empezó mi
duda, porque todos sus amigos y más aun sus amigas, o las enamoradas sus los
amigos, hacían esa pregunta que nosotros aun no nos habíamos hecho ¿Están? Y bueno, por pasar de la
pregunta y por consideración a su cumpleaños deje que él respondiera, y muy
inteligentemente no respondió directamente sino
con una que otra disyuntiva que permite traslucir que sí, existe una
relación entre nosotros pero no dijo exactamente de enamorados; y sonreí porque
sentí que estábamos en la misma página; pero como el chisme se mete en las
venas y no nos deja en paz, a esta respuesta le siguió una serie de preguntas
más, todo un interrogatorio en conjunto y posteriormente personal; pero la
pregunta que nos detuvo a pensar, y es que la enamorada de una no sus mejores
amigos necesitaba saber (no entiendo por qué razón exactamente), fue ¿cuánto tiempo ya estábamos? Y la pelota
empezó a rodar, primero a su otro amigo, después a su primo, después a su otro
otro amigo y finalmente llego hasta él, y él volteo hacia a mí y me hizo la
pregunta a lo que yo conteste con toda la honestidad que me caracteriza fue que
no tenía idea y lo dejamos ahí.
Y
la fiesta continuó sin que nadie más molestase sobre el tema, pero el alcohol
tan amigo y tan enemigo, dependiendo la ocasión, hizo su parte y nos embriago a
todos. Hasta ahí todo genial, era una fiesta y lo importante es pasarla bien,
pero cuando el alcohol empieza a hablar no hay quien lo pueda callar, y así
pasó, primero él, que empezó a llamarme de forma más cariñosa de lo
acostumbrado, y se escucharon muchos “amor”
“amorcito” y sus compuestos y demás;
yo por mi parte por no desairarlo delante de sus amigos le correspondía con los
mismos pet names, pero el alcohol
estaba ahora en los labios de su primo y éste con la sutileza que siempre le ha
caracterizado (sarcasmo puro) abrió la boca para que todos se dieran cuenta de
lo que acababa de pasar, según él, acabábamos de mandar al carajo nuestra
relación abierta y ya la habíamos cagado toda (utilizo su mismo lenguaje para
que noten lo sutil que es) y se dio el murmullo generalizado; el chico con el
que salgo intentaba de alguna forma explicar que no necesariamente está todo
perdido y se esforzaba tanto que decidí pasarlo por alto y cambiar totalmente
el rumbo de la conversación que tampoco se vio bañado en sutileza pero era lo
único a mi alcance.
Entonces
aquí nace mi duda, en qué momento es en el que cambia esta situación de
informal a formal, cual es la palabra mágica o el hecho exacto por el cual
podemos decir que sí, ahora esta relación es formal y ya no hay vuelta atrás;
son acaso los pet names, la agarrada
de mano, la presentación de los padres o la primera flor regalada.
Existen
mil cosas que podemos hacer y decir que pueden ser interpretadas de otras mil
maneras diferentes; por mi parte prefiero no armar historias en mi cabeza, no
pensar demasiado las cosas, no sacar conclusiones apresuradas y mantener todo
lo más sencillo posible.
Ahora
si queremos saber que está pasando en nuestra relación (del tipo que sea) la
mejor herramienta que nunca falla es la COMUNICACIÓN, si tienes alguna duda,
pregunta; quieres expresar tus sentimientos, habla; sientes que no está
funcionando, arréglalo; te sientes preparada, comprométete; y cuando quieras
ser feliz solo selo.
Tengo un gran amigo a quien le
dicen Condorito (como el de las historietas) que después de haber sido testigos
de una ridícula escena de pareja me dijo: Es
que nosotros estamos curados de amor.
Tenía mucha razón, nosotros
detestábamos esa clase de escenas, no nos gusta el sentimentalismo extremo y
tampoco creemos que se pierda todo si terminas una relación con alguien. Nosotros
ya habíamos pasado por todo eso y aprendimos que no vale la pena pasar por todo
eso de nuevo, por lo menos no de la forma tediosa.
Y es que cuando miras todo de
lejos, desde otro ángulo, uno más visible y lógico, o te mueres de la vergüenza
o te mueres de la risa, pues te ves en situaciones en las que prometiste nunca
ser la protagonista; pero sí, todas hemos caído en esas telenoveleras
circunstancias (no te preocupes, nadie te juzga, yo misma no me siento
orgullosa de ello) pero lo importante de todo esto es APRENDER.
Cuando mi amigo Condorito decía
que estábamos “curados de amor” no
significa que ya no nos enamoremos o ya no creamos en el amor, sino que
nosotros ya no nos dejábamos cegar ni impresionar por él.
Estar enamorado es genial y así
debería ser siempre, en el momento en el que los “Le extraño tanto” pasan a ser “Ya
no le soporto” deberíamos darnos cuenta que algo anda mal. También existen
las que lo niegan y eso ya es cosa seria, pero no soy quién para decirles que
hacer.
Solo les pido que no dejen que el
amor las cegué, recuerden siempre que estar enamorado debe ser algo bonito y
placentero, que una relación es lo que tú quieres que sea, que nadie te obliga
a estar en situaciones que no te hagan sentir cómoda o feliz y cuando aprendan
de todo esto quizás también lleguen a estar Curadas
De Amor.
No sé si sea pura pendejada del
destino o qué, pero siempre terminamos enamorándonos de las personas menos
indicadas, de las personas que tienen todo un lio en el corazón, de aquellas
que no pueden estar con nosotras, de aquellas que nos quieren, pero no de la misma forma.
La verdad no sé cómo explicar
este fenómeno, estoy segura que todas hemos estado ahí y que tampoco podemos
explicarlo hasta ahora, pero pasa (espero que no sea muy a menudo) y debemos
saber lidiar con ello, pero ¿Cómo?
Yo (por poner un ejemplo) vivo
eternamente enamorada de este chico a quien le llaman Chata; le conocí cuando
tenía tan solo 11 años y por tanto ya llevo media vida en este idilio. Aun no
entiendo muy bien que vi en él, no es un
Adonis ni menos un modelo de bóxers Calvin Klein; es un chico real (para nada
el príncipe azul que todas esperan) algo flacucho, delgado, sin músculos
pronunciados, de cabellos negros y algo crespos, tez trigueña, ojos marrones,
sonrisa sincera, podría continuar pero creo que ya se entendió mi punto.
Chata es el mejor amigo de mi
primo y me lleva por 6 años; 6 años también es la edad del hijo que tiene con
su novia de secundaria (aquí se empieza a complicar todo) con la cual no tiene
una relación sentimental actualmente (ya hace bastantes años en realidad) y
tampoco se llevan tan bien, ella tiene a su hijo viviendo en la capital y él
hace lo posible por enviarle dinero suficiente para que no le falte nada, en
fin, él ya es padre de familia.
Aquella vez en que le conocí era
una niña y por tanto no paso absolutamente nada entre nosotros, pero el
travieso destino se encargo de reencontrarnos una noche de discoteca hace ya
más de 4 años; aquella hermosa noche en que el estúpido amor andaba nublando el
aire alrededor de nosotros (y de algunas parejas más) y entre risas y salsa la
noche paso rápido. Ya era momento de volver a casa y él fue quien me llevo
hasta la puerta de ella, y ahí, justo en la puerta de mi casa, fue donde todo
cambió, él acerco sus labios, los míos sonrieron, y se juntaron nuestras almas
para siempre. Lo siento, no pude evitar la cursilería (jajaja).
Nunca tuvimos una “relación”, nunca hablamos al respecto,
nunca nos hicimos ningún tipo de pregunta, nunca nos reclamamos completamente
nada, todo era simple y sin drama, nos sentíamos muy cómodos uno con el otro,
como si nos conociéramos de toda la vida o de alguna vida anterior, éramos
completamente sinceros porque no teníamos nada que perder, cada uno tenía
completa independencia y ninguno se sentía obligado de ninguna manera, el
cariño estaba sobre entendido, sin cursilerías ni sentimentalismos, era algo
raro y en su estado puro.
Quizás ésta situación, la anteriormente
explicada, fue la que no nos permitió construir algo sólido, lo nuestro era (y
es) algo tan denso, estábamos juntos
pero no lo estábamos, si andábamos muy ocupados, llevábamos lo nuestro a
segundo plano y seguíamos con nuestras vidas; porque, por más extraño que
parezca, el destino siempre nos volvía a encontrar, y sin mayor explicación ni
intercambio de palabra retomábamos lo nuestro, como si nada nunca hubiera
pasado.
A pesar de todo esto hemos
logrado mantenernos cerca (figurativamente) durante todo este tiempo, aunque él
este lejos o yo este demasiado ocupada, a pesar de algunos giros de la vida y
cambios de planes de último minuto, nunca nos hemos dejado de lado, no nos hemos
olvidado uno del otro ni de lo que hay entre nosotros, no nos hemos dejado ir
hasta ahora.
Él está trabajando en otra
ciudad, donde vive su madre; yo estoy atrapada en esta ciudad hasta que termine
la universidad, que será bastante pronto; aun así estamos en contacto
constante, los celulares y el internet nunca fueron mejor utilizados en
nuestras vidas.
Hace un tiempo hablamos por
primera vez sobre lo nuestro, nos confesamos algunas cosas que ya
sospechábamos, como que siempre nos quisimos de verdad, que es cierto que
nuestra historia empezó cuando yo tenía 11 y él me saco a bailar esa salsa que hasta
ahora sigue siendo mi favorita, que nos extrañamos mucho y que deseábamos tanto
estar uno al lado del otro; y todo se sintió tan real, y porque no, quizás lo
sea; no es necesario etiquetar algo de manera convencional para que sea real.
En fin, no debería estar
enamorada de éste chico, pero hablando con mi mejor amigo Mansito llegue a la
conclusión de existe una muy alta probabilidad de que Chata sea el amor de mi
vida, aunque suelo negarlo y decir que no puedo enamorarme de él, no, no;
aunque sé que ya es muy tarde para pensar en eso.
Aunque lo neguemos tenemos que
reconocer que nos gusta que nos llamen borrachitos, no cualquier borrachito
claro está, pero sí, nos gusta esas llamadas en las que entre balbuceos y
repeticiones los borrachitos intentan explicarnos lo que sienten por nosotras;
si están lejos, cuanto les gustaría estar cerca; si ya es pasado, cuanto
lamentan no haber podido hacer más; si están con nosotras, reafirmando su
cariño hacia nosotras.
¿Será cierto acaso que los
borrachos no mienten? Muchas lo creemos cierto, y es que cuando los chicos se
pasan de copas el sentimentalismo les sale a flor de piel y nos dicen todo
aquello que la sobriedad no se lo permite, y todo lo que dicen suena tan
sincero, son como niños tratando de explicarte que es el sol.
El único problema que le puedo
encontrar es que suele ser a altas horas de la madrugada, pero creo que vale la
pena porque, personalmente, me pone de muy buen ánimo saber que en algún lado
un borrachito siente algo bonito por mí.
Ahora, cuando nosotras somos las
protagonistas es otra la historia, porque ellos no piensan como nosotras;
mientras nosotras los vemos tiernos, ellos nos ven arrastradas, mientras ellos
se ven cariñosos, nosotras nos vemos necesitadas, y créanme, nunca queremos vernos así frente a
ellos.
Y es que cuando nosotras nos
pasamos de copas, no razonamos muy bien que digamos. A nosotras nos sale mejor
sobrias, el alcohol no nos sirve para expresar nuestros sentimientos, nuestros
sentimientos afloran mejor sin copas encima; a ellos el alcohol les ayuda para
decirnos lo que sienten, pero para nosotras puede ser algo perjudicial.
Los teléfonos deberían tener un
modo “borrachera”, como lo tienen
para “avión” o “reunión”, para así evitar llamar en esas situaciones y pasar
vergüenza; pero no lo tienen, así que debemos controlarnos y bueno decirle a
los chicos que no nos llamen cuando este borrachitos, aunque sé que a muchas
nos gusta. ;)
Así que ya saben, si toman, no
llamen; tampoco manejen, que la vida es muy preciada para arriesgarla tan
tontamente.
Hubo una época, algo corta en
realidad, en que me gustaba mucho un amigo mío; él era muy lindo, simpático y muy coqueto, me tenía
muy distraída y empezaba a afectar mi vida, entonces decidí tomar cartas en el
asunto, aproveche mi poca vergüenza y empecé a coquetearle descaradamente, él
por su naturaleza me respondía, entonces entendí que podíamos estar en este
juego muchísimo tiempo.
Era hora de dar un paso más, así
que le dije para salir un día solo los dos y a él le pareció una buena idea;
entonces teníamos una “cita” y yo me
sentía muy ansiosa por ella.
Nuestra “cita” fue genial, nos encontramos por el centro, los dos muy lindos
y arreglados, andamos abrazados por las calles buscando un lugar donde tomar
unas cervezas, nos sentamos en una mesa para dos, no paramos de hablar y reír y
tomar una tras otra tras otra cerveza, y llego el momento en que nos miramos a
los ojos, nos sonreímos y acercando los labios nos dimos ese gran beso
esperado; desde ahí la noche paso muy rápido entre música, bailes, besos,
risas, más bailes, besos y más besos.
Como éramos amigos y compañeros
en la universidad, el primer día de la siguiente semana volveríamos a vernos,
entonces decidí como manejar esta situación; como solo salimos una vez creí que
era mejor no complicar nada y cuando llego el día de volvernos a ver éramos
nuevamente amigos, los de siempre; lo que paso entre nosotros se quedo entre
nosotros.
Todo parecía haber vuelto a la
normalidad a excepción de algo que en mi iba cambiando. Yo siempre he sido muy
distraída, aún más cuando se trata de descifrar mis propios sentimientos y
emociones, por lo que no me di cuenta de esto antes, cuando aún era algo manejable,
y me di cuenta algo tarde.
Lo que pasó es que este amigo mío
empezó a gustarme de más, demasiado diría yo, no podía dejar de pensar en él, cada
vez que estaba a su lado me sentía de forma diferente, me sentía bien, muy
bien. Debía hacer algo y rápido, no podía seguir así, como lo dije en un
inicio, empezaba a afectar mi vida cotidiana, entonces solo encontré dos
salidas, una mejor que la otra, o le decía lo que sentía o lo callaba para
siempre y olvidaba todo.
Adivinen que elegí.
Y si, decidí decírselo; todos los
días era El Día de decírselo pero siempre pasaba algo que no me dejaba hacerlo,
entonces lo analice bien y pensé que quizás ya no era tan importante y estaba a
punto de dejarlo así, pero la ansiedad crecía; al final el destino y el anhelo
encontraron la forma de darnos un momento a solas, aproveche y se lo dije; no
fue gran cosa, solo le dije que me gustaba mucho y me sentí sin un gran peso
encima, más liviana, más ligera, mejor.
En realidad mi objetivo no era
llegar a tener una relación con él, solo quería decirle lo que sentía, sacarme
el calvo; lo que vino después es otra historia; siempre fuimos buenos amigos y después de esto
seguimos siéndolo, podría decir que hasta más cercanos que antes.
En fin, lo que quiero transmitir
con esto es que nunca está de más decirle a esa persona que te gusta, por el
simple hecho de hacérselo saber, lo que pase después ya será otra historia ;)
Mi mejor amigo sobre la tierra es
Mansito, es mi confidente y maestro en algunos caminos que desconozco a estas
alturas de la vida. Siempre hablamos de nuestras cosas y, como es de
presumirse, de nuestras relaciones “amorosas”.
Los dos estamos solteros (pero
nunca solos), o sea, no tenemos una relación de enamorados con terceras
personas; pero si salimos con varias personas y nada se complica porque nada
tiene una relevancia sentimental, solo se trata de pasar un buen rato.
Hace poco tiempo hablaba con él sobre
esta situación de salir con varias personas y le explicaba que ya me estaba
empezando a preocupar esta situación; no es que me estuviera yendo mal, sino
que sentía que quizás era tiempo de sentar cabeza y tener una relación de
verdad; pero el me dijo algo que me hizo sonreír y volver a mi estado de relax
de siempre, el me dijo: “somos jóvenes
aun, tus buenas costumbres guárdatelas para cuando te cases, mientras
disfrutemos de la vida”.
Y tiene mucha razón ¡somos
jóvenes aun! En realidad yo no le hacía daño a nadie, los chicos con los que
salía sabían que solo salíamos y no
tenían la esperanza de tener una relación de forma posterior; por otra parte,
tanto yo como los chicos con los que salía, éramos libres de hacer con nuestras
vidas lo que deseáramos (ellos también salían con otras chicas), era un pacto
perfecto, nadie salía dañado y nadie se sentía presionado de ninguna forma.
Tampoco era un gran escándalo lo
que hacíamos, siempre supimos que mantener el perfil bajo en una ciudad tan
pequeña como la nuestra era la perfecta estrategia para una vida sin dramas
ocasionados por malhablados, chismosos y envidiosos.
En fin, lo que hacíamos no le
hacía daño a nadie, nos mantenía entretenidos de forma sana y no causaba
efectos mayores. Entonces ¿porqué dejar de hacerlo?
Fue una gran conversación con
Mansito (casi todas nuestras conversaciones son grandes) y una vez más me
confirmó porque es mi mejor amigo sobre la faz de la tierra; él me entiende, y
me entiende porque es como yo, y me conoce en todas mis magnitudes, con
errores, defectos y torpezas, y por sobre todo me quiere tal y como soy, y yo
lo quiero a él.
Por mi parte aun no me siento lista
para tener una relación de verdad, puede que sea porque aun no encuentro a la
persona adecuada, pero seguro que ya llega, esto no me quita el sueño. J