Toda la vida está dividida en
etapas; etapas largas o cortas, etapas buenas o malas, etapas que nos enseñan,
etapas necesarias, etapas que son antesalas a otras etapas; en fin, lapsos de
tiempos que tienen un inicio, un desarrollo y un final.
Es en estas partes de la etapa en
que debemos reflexionar; porque generalmente iniciamos una etapa con mucho
entusiasmo, el desarrollo lo vivimos a full,
pero cuando llegamos al final llegan los problemas.
Debemos empezar a tener muy en
claro que nada dura para siempre (con salvas excepciones) y que por esto
debemos saber terminar una etapa, y más
aún si se trata de alguna etapa sentimental.
Todos los días nos vemos frente a
finales de etapas, cuando se termina la hora del baño cotidiano en la ducha
caliente, cuando se termina el horario matutino del trabajo, cuando se termina
el tiempo para almorzar, cuando se termina el colegio, cuando terminamos la
universidad, cuando termina la película en el cine, cuando nos mudamos a otra
casa, cuando ascendemos en lo laboral, y tantos etcéteras más; estamos muy bien
acostumbrados a darle su espacio y tiempo a cada cosa en nuestra vida cotidiana
y eso es muy saludable, así ningún asunto de otra etapa puede interferir en la
etapa que estés desarrollando.
Pero ¿Qué pasa con las etapas
sentimentales? ¿Por qué se nos es tan difícil terminar estas etapas? Yo
entiendo perfectamente que las relaciones largas y estables afecten mucho al
momento que llegan a su fin, pero no por eso debe frenarnos de seguir con la
etapa siguiente.
Después de terminar una etapa
sentimental (una relación) lo que seguirá será la soltería nuevamente, el
reencuentro con los amigos que pudimos dejar de lado, con nuestro deporte
favorito, las salidas con chicos que por estar con pareja rechazamos, las
reuniones con las amigas desperdiciando horas de horas hablando de todo y de
nada, y un montón de cosas más.
Yo no digo que no se deben sentir
tristes por un rompimiento, hayan sido cuales fueren los motivos que lo
provocaron, puesto que nosotras solemos entregar con toda voluntad de nuestra
parte, pero si algo termino debemos entender que no es la primera vez que nos
pasa y puede que no sea la última.
¿Por qué permitir que algo que ya
termino afecte lo que tenemos por delante? Permitir que asuntos de etapas ya
cerradas intervengan en las nuevas etapas que debemos vivir es poco saludable, no
nos permiten disfrutar al 100% el presente, por estar pendientes del pasado,
pasado que no volverá, por lo menos no como lo desearíamos.
Lo mejor que podemos hacer,
después de aceptarlo, sufrirlo (solo lo necesario) y dejarlo ir, es mirar hacia
adelante, empezar las etapas que nos esperan y siempre tener en mente que
mejores cosas nos esperan, de eso no tengan duda alguna. ;)
No hay comentarios:
Publicar un comentario